Heráclito, filósofo griego, también conocido como "El Oscuro", sostenía que nadie se baña dos veces en el mismo río. Una de las razones es que la vida es un constante movimiento, y somos cada día distintos, tanto al ayer cómo al mañana. La otra razón es que aunque el borde del río sea el mismo, con los mismos cerros, las mismas piedras, o el mismo paisaje, el agua que fluye ya no es la misma, pues la anterior llegó al mar, se evaporó y precipitó.
Recordé a Heráclito a raíz de la anunciada visita del ministro de Hacienda en agosto, durante la cual se supone que escuchará a los actores económicos locales y sus propuestas de solución para Arica. Está muy extendida la idea entre los ariqueños que la solución es refundar la Junta de Adelanto de Arica, el puerto libre o las industrias, pensando que como el Morro o la Lisera están iguales nada ha cambiado, cuando en realidad el agua no es la misma.
En tiempos del puerto libre el arancel de Arica era un 33%, el resto de Chile, Perú y Bolivia tenían las importaciones prohibidas, por lo cual el diferencial fue la razón de su éxito. Hoy Arica tiene un arancel de 1%, Chile 1,6% promedio, Bolivia y Perú menos del 10% por lo que esta herramienta desapareció. Algo parecido sucede con las industrias, muy pocas fueron capaces de exportar, y la casi totalidad destinaba su producción al mercado chileno que estaba cerrado a las importaciones. En todo Chile hoy vemos más industrias que cierran que las que se inauguran.
La Junta de Adelanto de Arica hoy se llama Gobierno Regional, el que determina más del 50% de la inversión pública, situación que no cambiará en el futuro. En estas circunstancias el desafío consiste en proponer medidas que sirvan para el futuro, pues el pasado no se repetirá, y para ello se requiere una audacia no vista, por lo que es necesario mirar por el parabrisas y no por el retrovisor.
Adicionalmente la globalización y los tratados de libre comercio suscritos limitan severamente el campo de acción. Subsidios son considerados competencia desleal, lo que implica rechazar por el país comprador los bienes así producidos. Una zona libre financiera sería vista como una tentación al lavado de dinero, lo que es muy mal visto por EE.UU.
Las opciones se van reduciendo, ante lo cual el realismo no puede estar ausente. Deben analizarse fríamente las propuestas. Una opción realista es pedir el máximo de facilidades administrativas, la supresión de algunos impuestos que encarecen la producción o limitan la competitividad con los vecinos, o quizás cambiar algunos beneficios por otros, etc. etc.
He ahí el desafío.
Tuesday, July 29, 2008
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