La importancia que tiene para Chile que a nuestros vecinos les vaya bien es un tema de amplio acuerdo, por lo que las distintas situaciones que están viviendo no nos deben ser indiferentes.
Hoy en Santa Cruz, Bolivia, se celebra un referéndum, que se hará en Pando, Beni y Tarija las próximas semanas. Esos cuatro departamentos tienen en común que son las zonas más ricas y, por lo tanto, pretenden una mayor autonomía para disponer de las riquezas por ellas generadas, así como definir sus políticas de acuerdo a sus intereses y expectativas. Se busca es traspasar poder del gobierno central a los regionales, con lo que, por supuesto, no está de acuerdo el primero.
Los ánimos se están caldeando, y tras las descalificaciones mutuas se esconden amenazas de violencia que nadie puede predecir en lo que terminarán.
No es el primer país en que las divisiones ideológicas amenazan su estabilidad e integridad. Lo sorprendente es su renacimiento en un mundo que en su casi totalidad camina en el mismo sentido: el de la democracia y la economía libre.
Lo lamentable para Bolivia (y para Chile) es que en esta situación no hay inversión, salvo algunas de Hugo Chávez, tras lo cual la pobreza aumentará, y con ella el conflicto social. De más de medio centenar de pozos petroleros, sólo tres se mantienen en explotación, lo que le impide a Evo Morales cumplir sus contratos con Brasil y Argentina, y abastecer las necesidades propias. Sin duda un escenario muy incierto, por ser optimista.
En Argentina los agricultores anunciaron el reinicio de las protestas, lo cual complicará el futuro económico, gatillado por la renuncia del ministro de Economía, Martín Losteau, quien era partidario de sincerar las cifras estadísticas oficiales que no tienen ninguna credibilidad en ese país ni en el mundo, por lo cual las inversiones también brillan por su ausencia (mientras su vecino Brasil la recibe a raudales) lo que está provocando sus efectos en la escasez de gas y combustibles, entre otras.
Alan García aprendió la lección y, haciendo exactamente las cosas al revés de lo que hizo en su primer gobierno, está logrando tasas de crecimiento y desarrollo no conocidas en Perú, lo cual es fácilmente constatable para los chilenos que periódicamente los visitamos.
La economía es como un "mono porfiado", por mucho que lo manipulemos, siempre volverá a su posición natural.
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