Desde hace algunos años en Chile venimos escuchado voces que advierten de la fragilidad del abastecimiento energético a lo largo de nuestro país, y tal como la advierte el refrán que no hay plazo que no se cumpla, este se cumplió y una vez más la imprevisión y la desidia para abordar el problema inminente hoy nos están pasando la cuenta.
La confianza en el cumplimiento de los contratos de abastecimiento de gas argentino fue imprudente, las discusiones por temas ambientalistas han retrasado la ejecución de las centrales hidroeléctricas de Aysén, la central Ralco retrasó gran tiempo su puesta en marcha por algunos pehuenches que querían mayor indemnización, cuando en China trasladaron a más de 3 millones de personas para construir la mayor hidroeléctrica del mundo, pues están conscientes que sin energía el país no crece y la pobreza no disminuye.
En el Norte Grande la capacidad de producción energética dobla la demanda, el problema es que la generación con diesel encarecería aún más las cuentas, y solo en el mediano plazo se tendrá infraestructura para producir con gas importado de ultramar, pues al parecer el gas boliviano seguirá conservándose bajo tierra.
La población de Arica e Iquique ya están sufriendo los cortes por racionamiento, Antofagasta y Tocopilla por el momento están a salvo producto de ser zonas de emergencia por el último terremoto, situación que cambiará al dejar de ser zona de desastre.
Cuando llueve todos se mojan, por supuesto los que tienen paraguas un poco menos, y cómo país acostumbrado a las catástrofes hemos desarrollado un sentido de solidaridad para sobrepasar los malos momentos, y al parecer tendremos una nueva oportunidad de poner a prueba esta cultura adquirida.
El sistema energético del Norte Grande ( SING) produce el 85 % para abastecer la gran minería, con el 15 % restante se abastece a la población y a la actividad económica no minera. El consumo de una pala mecánica equivale al consumo de aproximadamente 4 poblaciones, por lo que la autoridad deberá evaluar si detiene la producción de la pala o deja 4 poblaciones sin energía.
Los precios del cobre, y las utilidades derivadas de este, permiten a esta industria hacer el mayor sacrificio en esta emergencia, más aún considerando que una disminución de la producción hará subir el precio, compensando lo anterior.
En el resto de Chile se disminuye la potencia (voltaje) para reducir el costo político del racionamiento, pero aquí simplemente se corta la luz.
Para colocar un poco de optimismo, vaya preparándose para las alzas de precios en los alimentos producto de la sequía que se hizo evidente en todo el país.
¿Se nos apareció marzo!
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