Sunday, January 27, 2008

El árabe, el judío y Wall Street

No es fácil opinar sobre las convulsiones económicas que estamos viviendo en estos días en todo el mundo; en este tema lo único cierto es la enorme incertidumbre que expresan todos los expertos frente al devenir económico universal. Las bolsas un día suben con euforia, y al otro bajan con depresión, sin encontrar explicaciones racionales a tal volatilidad.

Un chiste clásico de economía cuenta de un árabe y un judío vecinos: el árabe tenía un caballo por el cual un día el judío le ofrece cien dólares, lo cual es aceptado por el árabe; en la noche este se llena de dudas por las razones que tuvo el judío para esta oferta, , por lo que decide recomprarle el caballo al día siguiente en 150 dólares. El problema lo tuvo el judío al día siguiente buscando la explicación por la cual el árabe le recompró el caballo, por lo que decide recomprarle el caballo en 200 dólares. La duda y la inseguridad instan al árabe en recomprar el caballo en 250 dólares, y así sucesivamente todos los días se traspasaban el caballo por 50 dólares de utilidad.

El precio ya iba por 2.100 dólares , cuando el árabe paseando por el pueblo se encuentra con un inglés, quien admirando el caballo decide ofrecerle 2.500 dólares por el animal. Ante la alternativa de venderlo al judío al día siguiente en 2.150 dólares, prefiere la oferta del inglés.

Al otro día cuando el judío llega a buscar el caballo con los 2.150 dólares respectivos, se extraña porque el equino no estaba en el establo, lo cual es explicado por el árabe simplemente: tú me ofreces 2.150 dólares por el animal que el inglés me pagó 2.500. ¿Cómo no iba a aceptar la mejor oferta ? Irritado el judío le responde: eres un árabe estúpido. ¿Cómo pudiste terminar con este negocio que nos entregaba todos los días 50 dólares de ganancia?

Aunque a Ud. le parezca tonta la conducta del árabe y el judío, lo cierto es que las personas perdemos la racionalidad, y la codicia normalmente nos lleva a adoptar conductas irracionales, que finalmente conducen a asumir grandes pérdidas.

El dinero se inventó para facilitar el intercambio de bienes, pues el trueque era muy ineficiente, pero este pedazo de papel no serviría para nada si no depositáramos en él la confianza de que puede satisfacer necesidades, y buscando la eficiencia se inventaron además acciones, depósitos a plazo, bonos, etc. ,etc. , en los cuales se confía, sacrificando consumo presente por consumo en el futuro, pues instintivamente el ser humano teme, y busca cómo protegerse del temor a la incertidumbre o al peligro del mañana.

La seguridad total no existe, sólo podemos optar por mayor o menor inseguridad, y en esta búsqueda está el mundo en estos días.

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