Continuando con el desarrollo de mi teoria, acerca de que Arica no logra identificar la raíz de sus problemas, daré otro ejemplo a fin de comprobar aquello.
Hace algunas semanas fue patética la discusión acerca de la gravedad del hecho que, la remodelación del Aeropuerto Chacalluta no contemplara la instalación de puentes de embarque (mas conocidos como "mangas").
Cualquier inversión, pública o privada, requiere rentabilidad (social o monetaria) por lo que si aquella es mayor, las tasas de embarque serán mayores; en consecuencia, se encarecerá la tarifa aérea hacia o desde Arica, con el consiguiente perjuicio para una ciudad retirada de los grandes centros de población y producción.
La época en que Iquique tuvo el mayor tráfico aéreo, fue cuando la terminal de su aeropuerto era un galpón indecente. Operaban seis líneas aéreas, con cerca de 40 vuelos internacionales a la semana, y 20 nacionales diarios.
Con ese tráfico se justificó su licitación, y la moderna terminal contó con dos mangas, y... ¡oh, sorpresa! el tráfico comenzó a disminuir al punto que, hoy cuenta con sólo cinco vuelos internacionales a la semana.
Obviamente, nadie viaja a una ciudad, a condición de que su aeropuerto disponga de mangas. Son otras las razones que deciden un viaje, ya sea de turismo o negocios. Por lo cual sería mas útil si discurrimos cómo hacer de Arica una ciudad atractiva, tras lo cual la existencia de mangas será intrascendente.
Lo que sí es importante para reducir el costo de las tarifas aéreas, es el valor del combustible, y ocurre que desde hace mas de 15 años existe la norma que permite cargar combustible a las vuelos internacionales con cero impuestos (reexpedición a rancho de naves) y, aunque la norma es aplicable en toda la región, opera sólo en Iquique, sin que autoridad alguna (que yo recuerde) haya solicitado su aplicación en el Aeropuerto de Arica. Esta debiera ser la preocupación.
Si usted se toma la molestia de consultar a una línea aérea si prefiere Chacalluta con mangas o combustible más barato, la respuesta será obvia.
Por último, una observación a mi amigo, el concejal Jaime Arancibia, quien se quejó amargamente al regresar operado, por no disponer de mangas que facilitaran su descenso del avión (quienes debieron reclamar son los auxiliares que debieron bajarlo en brazos). Lo mismo le sucedió al general Augusto Pinochet al regresar de Londres, y no reclamó por la falta de mangas.
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