Hace unas semanas los Presidentes Lagos y Sánchez de Lozada se propusieron llegar antes de fin de año a un acuerdo que lograra firmar un amplio tratado de libre comercio. El desafío no es menor, por cuanto en Bolivia existen sentimientos anti-chilenos, quizás, no tanto como resabio de la Guerra del Pacífico, sino porque Chile no ha sabido cultivar con nuestros vecinos una relación armoniosa de mutuo beneficio y respeto.
Cifras que avalan esta afirmación, son las siguientes:
Exportaciones de Chile a Bolivia/Exportaciones de Bolivia a Chile
2000 US$ 164.000.000 US$ 30.240.000
2001 143.090.000 25.033.000
2002 45.000.000 11.000.000 ( primer cuatrimestre)
No podemos pretender que, con este desbalance, los bolivianos estimen este intercambio como equitativo. Esto no es producto de que nuestros vecinos no tengan bienes para vender, sino que a consecuencia de las medidas para-arancelarias de nuestro país, les es casi imposible vendernos azúcar y aceite, porque las bandas de precios las encarecen artificialmente, a tal grado que hacen inviable cualquier negociación.
Temo, que cuando se discuta en el Congreso chileno las condiciones de este tratado, los parlamentarios de todos los sectores políticos, que representan a las zonas productoras, se opondrán con mayor fuerza a la aprobación del tratado con EE.UU.
¿Dónde esta la diferencia?
El comercio entre Chile y Bolivia, representa menos del 1 % del comercio exterior chileno, pero si lo medimos como región, debe representar entre un 40 y 50 % de esta actividad, por lo que su importancia se percibe en forma totalmente diferente entre nosotros y el resto del país.
Como región debiéramos exigir un cambio histórico en las relaciones con Bolivia, tomando medidas incluso unilaterales de acercamiento, como permitir la entrada de bolivianos sólo con documento de identidad (sin pasaporte), ya que nuestras economías son complementarias. Frente a un mundo en que cada dia es mas difícil encontrar un nicho de desarrollo, obviamente si unimos nuestras potencialidades, este desafío no será tan dificil de enfrentar.
Una de las carencias del proceso de regionalización es que las relaciones internacionales se conducen desde Santiago, lo que para las demás regiones no podría constituir un gran problema, pero ciertamente no es así para Tarapacá.
Invito a tomar conciencia de que el tratado con Bolivia podría ser mas importante para nosotros, que el con EE.UU., pero sólo constituye una herramienta que deberemos saber utilizar, a fin de que no se constituya en una nueva fuente de frustración.
Cada uno debe hacer lo que esté a su alcance para que se cristalice con éxito este tratado.
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