Dimes y diretes han provocado las opiniones vertidas en un artículo de prensa escrito tiempo atrás, por nuestro canciller Ignacio Walker, quien expuso su opinión acerca del peronismo y del Presidente Kirchner.
Enrique Bernstein, diplomático ya fallecido, explicaba que la diferencia entre un diplomático y una Lady era que cuando un diplomático decía sí, significaba tal vez; si decía tal vez, significaba no; y si decía no, no era un diplomático; si la Lady dice no, significa tal vez; si dice tal vez, significa sí; y si dice sí, no es una Lady.
La reacción argentina no es mas que una muestra de intolerancia y falta de autocrítica, pues lo que sostuvo Walker es que el peronismo tiene rasgos y orígenes fascistoides, lo que es cierto pues ambos movimientos fueron eminentemente populistas. Bajo el mismo paraguas el peronismo ha adoptado políticas tan contrapuestas como Perón nacionalizando las empresas extranjeras y contraponiéndose a Estados Unidos en todas sus políticas; o Menem privatizando todo lo que tuvo a su alcance y manteniendo con EE.UU., relaciones que llegaron a ser calificadas de carnales.
Es cierto que ambos gobiernos estuvieron separados por mas de 30 años, y la realidad de Argentina no dejó otra opción a Menem de hacer lo que hizo. La única explicación que daba era que si Perón estuviese vivo habría hecho lo mismo. Sin embargo, en el peronismo Kirchner, Menem, Duhalde o Cavallo tienen más diferencias que las que podrían tener en Chile un UDI con un PS, básicamente porque el peronismo es un movimiento formado tras una persona o un determinado gobierno que pudo administrar un populismo desenfrenado, en tiempos que Argentina era una de las potencias mundiales en economía. Esa realidad es totalmente opuesta a la actual, por lo que el modelo no tiene posibilidad de sacar a nuestros vecinos de su actual pobreza, mientras no se adopte medidas económicas realistas y de acuerdo al siglo XXI.
En Chile la opinión es unánime, en el sentido que Buenos Aires no pude pretender condicionar el nombramiento de nuestro canciller. El apoyo hacia él es transversal en el espectro político, pues se le reconoce una persona con la calidad humana y técnica para desempeñarse con eficiencia en la defensa de las posturas e intereses de nuestro país. Si Argentina y, específicamente el gobierno presidido por Kirchner, opta por enfriar las relaciones con Chile, perjudicará mas a ellos que a nosotros, pues nos venden bastante mas de lo que nos compran, y dejará en evidencia que el resquemor de este último hacía Chile es algo bastante más permanente que pasajero.
Espero que esta columna no me inhabilite a futuro, si es que algún Presidente comete la locura de nombrarme canciller.
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