El sueño de Jorge Soria de los corredores bioceánicos recibió esta semana un nuevo impulso tras la reunión de los cancilleres de Brasil y Chile.
Desde los albores de la humanidad, se sabe que los caminos incrementan el comercio, los servicios, y facilitan el conocimiento mutuo de los pueblos que incrementan la amistad, por lo que nadie puede restar su apoyo a esta iniciativa.
Algo muy distinto son las expectativas que despierta este proyecto, con los frutos concretos que razonablemente se pueden esperar por su implementación y uso.
Se supone que el interés de Brasil, Bolivia y Paraguay, es salir a puertos chilenos para enviar sus cargas al lejano oriente (China y Japón), pero si usted observa el mundo en un globo terráqueo, cómo en realidad lo es, se dará cuenta que Buenos Aires y Santos están a la misma distancia de esos países que Arica. Las antípodas de Arica es Hong Kong, por lo tanto la distancia es la misma por el oriente que por occidente.
El error de percepción se produce normalmente cuando vemos el mundo en un plano de planta. Pero Colón descubrió que el mundo era redondo, nos sacó de ese error hace siglos, y por eso pasó a la historia.
Adicionalmente, el transporte carretero es mucho más caro que el marítimo; los entendidos del tema calculan que en distancias sobre los 2.000 kilómetros, cuando el barco vale 1, el tren vale 3, y el camión vale 7, por lo que traer la carga a Arica es muy oneroso comparado con la hidrovía Paraguay-Paraná. A esto hay que sumar el costo de subir y bajar la carga a 5.000 metros de altura. Esa es una de las razones porque la avícola Ariztía trae los granos desde el Golfo de Méjico, o por el Cabo de Hornos cuando provienen de Argentina.
Nuestros puertos son de poca profundidad, lo que no permite la llegada de grandes barcos que abaraten los fletes; su dragado implica enormes costos, y quizás no se justifique por nuestros bajos volúmenes de carga.
Las labores portuarias se han mecanizado enormemente, lo que permite la operación con muy pocos trabajadores, lo que se constata con las altas cifras de cesantía en Valparaiso y San Antonio, a pesar de ser los mayores puertos de Chile. Si sumamos la congestión que provocan los camiones, que es evidente en nuestra ciudad, quizás, como dicen en el campo, no vale la pena gastar tanta pólvora en gallinazos, o en nuestro caso patos yecos.
Sunday, January 27, 2008
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment