Haber sacado de los titulares de prensa al Transantiago no es un triunfo menor para las pymes, las que pasaron a ser el centro de atención tras el rechazo en el Senado del proyecto de depreciación acelerada, constituyendo un hito el que por primera vez senadores de gobierno se unieran a la oposición para rechazar un proyecto del ejecutivo.
La posición de los senadores disidentes es entendible, a diferencia del ministro, ellos tienen sus puestos por voluntad popular, mientras que este último lo obtiene por nombramiento presidencial, por lo que mientras uno debe responder sólo a la confianza de su jefa, los otros lo deben hacer frente a sus electores, por lo que sus funciones y prioridades no tienen porque ser las mismas.
En todo caso no es entendible algunas críticas que señalan que los parlamentarios que fueron electos en la coalición de la Presidenta, no pueden votar sus proyectos en contra, pues con esa lógica se podría disolver el parlamento, ya que si todas las votaciones estuvieran ganadas de antemano, qué objeto tiene su existencia.
En todo caso las pymes la próxima semana serán las niñas bonitas, pues tanto gobierno como oposición les dedicarán horas y días en reuniones para escuchar sus penurias, las que quizás con suerte esta vez se puedan lograr medidas que las alivien.
Las soluciones que se barajan, pasan por aliviarles las deudas bancarias, tributarias y previsionales, las que se incrementan notablemente por las fuertes multas e intereses que se suman a la deuda original. Una tasa de interés de 18 % anual ( 200 % mayor al interés bancario para buenos deudores) no es precisamente una ayuda; un impuesto al crédito (timbres y estampillas) puede incrementar su costo en un 20 % en un año. Punto aparte son las multas de organismos fiscalizadores que agravan aún más la situación a las pymes.
Soluciones para aliviar las deudas antiguas no es muy difícil, lo complicado es crear las condiciones que permitan generar ingresos en el futuro, pues los espacios para ello se han reducido notablemente, y la principal causa es la imposibilidad de competir con el dinero plástico. Aunque el pyme tenga capacidad de otorgar un crédito, el alto costo administrativo de su cobranza se come la utilidad, por lo que el diseño de un sistema de créditos con costos administrativos razonables le permitiría a las pymes competir en condiciones mas equitativas.
En Chile dinero no falta, hay muchos ingenieros comerciales, pero poco ingenio para ayudar a la actividad comercial y económica. La voluntad política es punto aparte.
Sunday, January 27, 2008
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