Polémica causan en España las declaraciones del ex jefe de gobierno, José María Aznar, quien ironizando por la campaña oficial destinada a que no se conduzca vehículos habiendo consumido alcohol, con la frase "no podemos conducir por ti", ha respondido "¿ Y quién te ha dicho a ti que quiero que conduzcas por mi? ", lo cual indujo a autoridades de gobierno a acusarlo de irresponsable, y que supuestamente induce a beber irresponsablemente a los españoles.
En Chile ya se ha iniciado la polémica por la propuesta de algunos parlamentarios de incluir, al igual que en las cajetillas de cigarrillos, una advertencia en las etiquetas del vino, en el sentido que la ingesta de este producto puede tener nefastos efectos en la salud de sus consumidores.
El tema de fondo, no es cuánto daño puede hacer a la salud el consumo de vino, de hecho hay innumerables informes médicos que señalan que su consumo, por sus efectos oxidantes, es muy benéfico , sino que la razonable molestia que provoca en Aznar, en Abusleme, y en muchas personas más, es la intromisión del Estado en nuestras conductas, cuyo efecto nos incumbe exclusivamente a quienes libremente decidimos vivirlas.
¿O acaso los ciudadanos somos unos limitados mentales que no podemos decidir por nosotros mismos lo que nos conviene, o el costo que estamos dispuestos a pagar por el placer que nos produce el beber o el fumar?
Es entendible y plausible que el Estado haga campañas para evitar accidentes que impliquen pérdidas de vida por consumo irresponsable de alcohol, pero también se puede lograr este noble fin con castigos ejemplarizadores a quienes arriesguen la vida del prójimo, sin necesidad de intimidar o coaccionar a quienes libremente decidan beber en sus hogares unas copas de vino u otro brebaje alcohólico.
El Estado es muy creativo e ingenioso cuando se trata de limitar las decisiones libres de sus ciudadanos, pero es tremendamente celoso e intolerante cuando los ciudadanos intentan controlarlo o colocarle límites a su poder, pues quienes temporalmente ejercen la autoridad, suelen suponer estar dotados de una sabiduría divina que les obligan a decidir cómo sus conciudadanos deben vivir y comportarse.
Desafío al Estado a colocar en las boletas de compraventa una leyenda que señale: "Ciudadano, en esta compra pagaste XX de impuesto, cuida que este aporte no sea malgastado o usado en fines que no te parecen".
Temo que esta idea no será acogida.
Sunday, January 27, 2008
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