Ribetes curiosos tiene la política argentina en comparación con la chilena.
El Partido Justicialista (peronista) presentó tres candidatos presidenciales: la Señora K, Lavagna y Rodríguez Saa, por supuesto con distintos programas de gobierno y énfasis. Los radicales casi han desaparecido, y no se ven candidatos que representen como en Chile a democratacristianos, centro derecha, socialistas y comunistas, lo cual es poco entendible dado que las corrientes políticas chilenas son las que están presentes universalmente.
La paradoja se da en que en el justicialismo conviven casi todas las doctrinas políticas, y es así como en su seno coexisten un liberal como Menem y estatistas como el Sr. y la Sra. "K", por lo cual un triunfo de un miembro de este partido no da certezas de las políticas a adoptar.
Tras la profunda crisis social, política y económica sufrida por nuestros vecinos hace 5 años, fueron adoptadas medidas económicas bastante inusuales, como decidir unilateralmente pagar sólo el 25 % de la deuda contraída en bonos, afectando a numerosos ahorristas de todo el mundo, dando la excusa que los intereses ofrecidos por Argentina eran demasiado altos.
El dólar más que triplicó su valor, pero se congelaron las tarifas públicas de empresas privadas que mantenían deudas en esa moneda, con lo que las dejaron en una crítica situación financiera, lo que llevó a que varias de ellas abandonaran el país.
Al ser inevitable la inflación ante tal desvalorización, se impusieron tributos a la exportación, o derechamente se prohibieron, quitándole rentabilidad a la actividad y, por supuesto, se desincentivó la inversión, amén de obligar a los comercios a firmar acuerdos de no subir los precios, los cuales fueron imposibles de cumplir.
La inflación pasó a ser "no oficial", el INE argentino perdió su credibilidad, y la inflación, contenida hasta después de las elecciones, es esperada con temor por la población, dada las inmisericordes leyes de la economía.
A la Sra. K, no sólo la espera este problema, sino que uno tal vez mayor, que es tratar que el mundo inversionista vuelva a confiar en Argentina. Hay sectores, como el energético, que por falta de inversión y precios políticos tendrán graves déficits, lo mismo que la infraestructura, lo cual si no es resuelto satisfactoriamente, será un grave tapón al crecimiento de ese país.
Sólo el alto precio de los granos, o la generosidad de Hugo Chávez no son suficientes.
Sunday, January 27, 2008
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