La última encuesta Casen reveló que un millón de trabajadores (uno de cada seis) obtienen en Chile un sueldo inferior al mínimo, y que el 43 % de los jóvenes gana el mínimo, datos que sirven de base para elaborar todo tipo de teorías y críticas, todas las cuales tienen un denominador común: no dan soluciones reales para cambiar esta situación en el corto o mediano plazo.
En cualquier proceso productivo o de servicios, se da un valor agregado a un bien que permite subir su precio, diferencia que constituye la utilidad, o pérdida en caso que el costo de añadir valor sea superior a la diferencia de precio obtenida. En una economía abierta como la nuestra, el precio lo fija el mercado, el que evalúa la satisfacción que genera el bien y compara entre múltiples ofertas para su decisión.
Nuestro problema es que no somos eficientes en agregar valor, y no hemos sido capaces de superar la etapa de exportadores de materias primas por diversas razones y por falta de creatividad. Exportamos salmones congelados, y no platos listos para colocar al horno, madera aserrada, pero no muebles, etc., etc.
Adicionalmente, nuestra industria manufacturera era intensiva en mano de obra poco especializada (textiles, calzados, armadurías, etc.), las que no tuvieron ninguna posibilidad de competir con los asiáticos, cuyos sueldos son un 90 por ciento inferiores a los nuestros. Cuando usted compra una camisa china, está comprando mano de obra en 60 dólares mensuales, cuando en Chile el salario promedio es de 600 dólares, lo que explica la casi extinción de nuestras pymes.
Mientras nuestros empresarios no aumenten su creatividad, y el Estado no rediseñe sus programas focalizando el esfuerzo y los incentivos en crear más valor a nuestros productos, difícilmente tendremos un aumento notorio en el nivel de remuneraciones.
Aunque éticamente es reprobable, el trabajo constituye otro factor productivo, y está sujeto a la ley de la oferta y demanda, por la cual todos los productos abundantes son baratos, y los escasos caros, ante lo cual se deben generar las condiciones para que éste sea un recurso escaso, único camino para lograr el propósito que todos compartimos y deseamos alcanzar.
Los países que lo lograron, sin excepción, debieron transitar por caminos muy sacrificados para llegar a la meta. Se requiere de un gran coraje político para invitar a transitar por el camino del sacrificio, pero... no existe otro.
Sunday, January 27, 2008
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment