Sunday, January 27, 2008

Exija su libertad

"Libres para elegir" es el título del más célebre libro del desaparecido economista y premio Nobel, Milton Friedman. En él se explaya en su defensa de la libertad en todos sus ámbitos, no sólo económicos, sino que la considera la condición natural de vida del ser humano, por lo que su defensa debe ser absoluta, así como inaceptables las restricciones a ella.

Recientemente, fue prohibido el trabajo en algunos días al comercio con trabajadores dependientes, siendo obligatorio el asueto, aduciendo razones poco satisfactorias.

Si se obliga al descanso obligatorio a estos trabajadores, sin considerar que algunos de ellos -por razones personales- preferirían laborar, por qué no se obliga a lo mismo al resto del mundo laboral. Por ejemplo, por qué no a los carabineros, enfermeras, aduaneros, periodistas, panaderos, etc., etc., o los trabajadores independientes. Si las razones aducidas son patrióticas, religiosas o familiares, ¿cuál es la diferencia por la que unos pueden (o deben) laborar y los otros no, si se supone que todos somos iguales ante la ley?

El Estado, al imponer coercitivamente el trabajo, o el descanso, restringe la libertad personal de los ciudadanos, a los que al parecer los supone deficientes mentales, que deben ser protegidos o amparados por el "ogro filantrópico", pues las personas son incapaces para tomar sus propias decisiones de acuerdo a su conveniencia, su cultura o religión.

Si hacemos el análisis en términos estrictamente económicos, al restringir las horas de funcionamiento del comercio, se requiere menos trabajadores, lo que disminuye la demanda laboral, su precio, las oportunidades de trabajo a tiempo parcial, y por ende la lacra de la cesantía, que todos aseguran combatir con gran esfuerzo.

Si se busca a quién podría favorecer esta nueva ley, quizás lo sea al pequeño comerciante que, junto a su familia, atiende su negocio casi sin horarios, pero nadie señaló que éste era el propósito de la ley. En todo caso, no es el camino restringiendo a los demás, sino apoyándolos en lo que son sus verdaderos problemas y carencias.

Ni la prosperidad, ni la felicidad ni la equidad se logran trabajando menos o dictando leyes. La historia está llena de esta evidencia. La más reciente fue la protesta de los trabajadores franceses del comercio, exigiendo su derecho a trabajar los domingo.

Vamos en sentido contrario a la historia.

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